lunes, 25 de agosto de 2014

Furtiva

Estos últimos días, cuando decidí no dar palo al agua y dedicarme al dolce far niente, que aquí en Asturias y en mi caso, significa atender al reino vegetal, un par de paisanos me avisan de que ESTÁ PROHIBIDO COGER MORAS, que es mi actividad favorita en estos días finales de temporada, cuando ya las pretensiones varias están al mínimo y… mayormente porque el año pasado la colecta fue escasa, de modo que… pretendía resarcirme de la tacañería para con los amigos (malacostumbrados a que llegase a BCN y, a lo largo del año, prodigase envases de confitura a tutti quanti), cuando hete aquí que….

                            

Dos paisanos amigos me avisan de que está prohibido. Porque los ecologistas (a quienes siempre he respetado) u otros aducen que… las moras son alimento de… no sé qué aves o reptiles (hay que cuidarse de las víboras cuando una se interna en las silvas, ¡ojo!)…
Total que yo me he ido entre las zarzas….


De momento, subsisto. He dejado, eso sí, instrucciones precisas para que me rescaten, caso de que me prendan los del Semprona.
De momento, solo he visto moscas cojoneras mariposeando entre las zarzas. Ni siquiera las temibles avispas asiáticas, que andan cerca, y colonizan y depredan.
Y, sinceramente, más miedo me da volver y encontrarme con otros avispones.
La verdad sea dicha.