sábado, 26 de octubre de 2013

CORTÁZAR EN BERKELEY

Me han acompañado estos últimos días las "Clases de Literatura" que Julio Cortázar impartió en la Universidad de Berkeley, en 1980, editadas por Carles Álvarez Garriga (que fue uno de nuestros alumnos), gran especialista en la obra del escritor argentino, y que últimamente editó también (con Aurora Bernárdez) los fabulosos cinco tomos de la Correspondencia.
Además de la exposición directa de Cortázar sobre los distintos temas, se recogen asimismo sus respuestas a las preguntas e intervenciones que le formulan los asistentes a los seminarios.




El libro o el curso tiene una estructura que, tras una entrada general sobre las etapas y facetas de su obra, va de los relatos a las novelas. El lector cortazariano quizás no descubre demasiado, ya que sus ideas sobre la novela o sobre el relato fueron publicados en distintos libros, pero sí disfruta con este recorrido, que es tan panorámico como esencial, y que a menudo deriva en cuestiones más teóricas, como el humor
(¡ay! aquí se olvida de Cervantes, y atribuye su invención a los novelistas sajones del XVIII)
u otras categorías. Me parece importante su reconocimiento de ciertos escritores a los que quizá hoy cuesta más acceder, o de los que no se habla ya tanto, como Gómez de la Serna o Boris Vian, cuyos estímulos reconoce.
Y sobre todo, considero muy atractivos como lección de lectura aquellos tramos del libro en que Cortázar se detiene a glosar y comentar una pieza concreta de su obra (normalmente cuentos) para mostrar e ilustrar la génesis de su escritura.

                                

martes, 22 de octubre de 2013

FORMACIÓN PERMANENTE

En plena  campaña docente, atrafagada, sin apenas tiempo más que para atender a los alumnos, mi hijo pequeño que envía este corto, con el fin de deleitarme y completar así lo provechoso, según el clásico binomio horaciano.

viernes, 11 de octubre de 2013

RAQUEL ASÚN

Este martes, día 15 de octubre, con ocasión del 25 Aniversario de su muerte, hemos organizado una Jornada de Homenaje In Memoriam a Raquel Asún, que fue una extraordinaria profesora de nuestra Facultad, y dejó su impar e imborrable sello (intelectual y humano) en varias promociones de estudiantes.
Estáis muy cordialmente invitados a sumaros al acto con vuestra presencia.

jueves, 3 de octubre de 2013

MELANCOLÍA

Será que ando trajinando con los románticos (los de verdad, los del Norte), o serán los días húmedos y polvorientos (y hasta sucios: sin metáforas: el asfalto de la ciudad apesta) que nos envuelven... el caso es que a ratos... cierto desfallecimiento.
Abrimos el periódico y las estadísticas confirman que la regresión, en tales y cuales ámbitos de la economía, es de 25 años, nada menos. Eso ya lo sabíamos, pero íbamos pasando.
Lo desolador es leer que "Hacienda admite que el PP se desgrave los donativos ilegales".
Pero vaya, admitamos que entra en la congruencia y en losplanes de lo que se avecina.
Lo que no podía suponer es que un político local, Durán i Lleida, reviviese de golpe un viejo proverbio o dicho o lo que sea.
¿Recuerdan lo de "PASA MÁS HAMBRE QUE UN MAESTROESCUELA"?
Rebrotó  en mi memoria la expresión sólo con los breves segundos de la noticia, que rescata mi hijo tras comprobar que, como no podía ser menos, el vídeo está en internet.




Es jueves.
Elijo un libro abarcable: Lo que no tiene nombre, de Piedad Bonnett.
Al elegirlo, apenas sé de lo que trata. Y me alegro, porque entonces quizás lo habría postergado.
Y sin embargo, avanzo. Y acabo la lectura. Y me congratulo.
Antes de llegar a una frase que suscribo, ya me había convencido lo que Piedad Bonnett iba contando y desvelando (el enfoque, el acento, las palabras...), pero al leer el suave descrétito de la falacia patética de la que tantos abusan

 "El dolor pareciera, tal vez por ley compensatoria, otorgarnos derechos"  (pág. 37)
 
persisto en la lectura (y acallo las voces que me dicen que... tengo pendiente tal y cual cosa..., debería hacer esto..., ¡ay! ¿y aquello otro que comprometiste? ), y al acabar... una sensación de plenitud o de satisfacción.
¿Quién aseguraría, a priori, que leer el relato de una madre a quien repentinamente le dicen que su hijo de 28 años acaba de suicidarse de una forma brutal, violenta, nos llevaría a esas sensaciones? 
Pues así ha sido. Sin duda, por la lucidez y la inteligencia y el sentimiento verdadero que guía estas páginas escuetas y esenciales que arrancan de ese instante y van moviéndose (hacia atrás y después, en el vacío incontestable) para comprender.


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No voy a hacer una reseña ni una glosa. Cedo la palabra a la autora y reproduzco algo de lo subrayado o remarcado.

"¿Si reverencio los cementerios, si los encuentro bellos, por qué entonces preferir para Daniel esa nada al viento, las cenizas?"  (ág. 34).
"La fotografía, qué paradoja, recupera y mata" (pág.36).
"Y yo no sé, oyendo todas estas palabras, qué me duele más, si el mundo sin Daniel o Daniel sin el mundo" (pág.40).
Más adelante, tras hacer balance y reconstruir para comprender, la madre constata:
"Todas estas cosas sé, y sin embargo, qué enormes zonas de ignorancia. Inútilmente busco durante meses una carta que hable de sus tristezas o sus miedos..." (pág.53).
No se trta de enumerar. Hay que leer toda la secuencia. Y concluyo:

"¿De qué tamaño es el dolor del que se despide de sí mismo?"  (pág. 117).

Siempre he antepuesto la vida a la literatura, pero no puedo negar que ésta nos salva... no de la vida, sino del prosaísmo y de la mediocridad y...

¡Uf!