martes, 28 de mayo de 2013

PIPA Y DESESPERACIÓN


La editorial  Seix Barral, va rescatando poco a poco las novelas que Enrique Vila-Matas había inicialmente publicado en otro sello editorial. Le toca ahora el turno a una de las que yo personalmente más aprecio: París no se acaba nunca. De modo que es ocasión de celebrarlo y para ello recupero la reseña que en su día redacté sobre esta novela que para mí se cuenta entre las mejores del escritor barcelonés.
 http://img.scoop.it/9mub3fvVxxSe1dqrHcYimzl72eJkfbmt4t8yenImKBVaiQDB_Rd1H6kmuBWtceBJ


      En pintura tienen un tecnicismo que muy bien serviría para describir lo que Vila-Matas hace en París no se acaba nunca (título dual que sugiere tanto una prolongada melancolía como un cierto fastidio o un lamento). Ese término al que me refería es aballar: debilitar, desvanecer, difuminar los colores de un cuadro. Y eso es lo que hace aquí Vila-Matas: suavizar un paisaje espiritual, el correspondiente a los dos años de mocedad y juventud (1974-1975) que el protagonista y narrador (un personaje que es inequívoco desdoble -no heterónimo- del autor) pasó en París, meca de todo escritor y artista en ciernes, especialmente si la vocación llegaba vestida de malditismo, desesperación, heterodoxia, irreverencia, nihilismo et altri.
      Estamos ante la novela más grave y personal de Enrique Vila-Matas porque en esta autobiografía de la bohemia y de los años de aprendizaje literario en París el lector ve de verdad las dudas, zozobras, temores, emociones y sentimientos del joven poeta. Estamos también ante su novela más perfecta porque  París no se acaba nunca tiene todavía mucho de la osadía y fuerza entre naïf y extrañas que en su día admiramos en la Historia abreviada de la literatura portátil (1985) y, enlazando o teniendo presente las lecciones aprendidas en el camino que el escritor recorrió desde entonces -camino jalonado por un total de siete novelas- desemboca en el genuino andamiaje de Bartleby y Compañía y El mal de Montano, si bien muy aligerado ya el artificio. O, si prefieren, aballado. Porque hay un muy calculado entramado de los materiales que componen esta novela, estructurada, como Bartleby, en breves unidades próximas al fragmentarismo deudor del collage y cuya naturaleza genológica oscila entre la crónica anecdótica, el cuento, el apunte, la cita aforística, el retrato, la impresión, el discurso ensayístico... Mas esta variada polimorfía se ajusta ahora a una dicotomía esencial que tensa y organiza esta ficción autobiográfica en todos los planos: el relato (ficción-ensayo; novela-conferencia), la estructura (con un contrapunto temporal juventud-madurez), los espacios (buhardilla-calles/cafés), el modelo de escritor (Rimbaud-Mallarmé, Hemingway-Mann, Aventura-Orden), el tono (ironía paródica, histrionismo-humor, confesión-revelación) el designio (artificio-naturalidad), etc.
          De la feliz articulación de estas dicotomías, del arriesgado maridaje de opósitos, brota esta espléndida novela, París no se acaba nunca. Si Bartleby era sobria y hasta contenida y Montano la expansión algo descontrolada de una fórmula que fue aplaudida y jaleada por tutti quanti, el peligro del manierismo (rozado ya allí) estaba a la vuelta de la esquina (sobre todo porque no tardarían en aparecer los epígonos: los vila-matitas de turno). Pero no ha sucedido así. París no se acaba nunca es, en verdad, la armonía, la elegancia, el equilibrio entre una fórmula o un modo literario (una escritura) bien ensayado ya  tras veinte años de oficio y riesgo, y la emoción, la respiración personal (no artificial); es la amalgama de emoción y expresión, como bien sabe el narrador que revisa aquellos primeros pasos de joven escritor: "Yo creo que en mi primera incursión en las letras, en La asesina ilustrada, disocié demasiado entre forma y contenido, entre la emoción y la expresión de la emoción, del pensamiento, que tendrían que ser inseparables. Emoción y pensamiento deberían ser siempre inseparables, que el lector asista en directo a la creación de un texto de pensamiento conmovido".

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/7d/Sorbonne_.jpg
    
    La expresión directa de la emoción o el pensamiento conmovido no es una paradoja; es, sencillamente el punto de llegada (literaria o narrativamente hablando) tras una travesía de un par de décadas. Aquí asistimos al inicio de la misma. París no se acaba nunca narra, por un lado, las peripecias de un joven barcelonés que a mitad de los setenta viaja para vivir su París, escenario en el que irremediablemente se inscribía un sueño o proyecto de futura gloria literaria, narración que deviene en deliciosa y divertida crónica del cotidiano y anodino vivir del joven artista, un paisaje más gris que negro, si bien iluminado a ráfagas por el roce y la convivencia del joven con las deslumbrantes criaturas que habitaban la rive gauche: telquelistas, oulipianos, prestigiosos intelectuales que viajaban a China, cineastas, actrices bellísimas, millonarios mallorquines, travestis, exiliados varios... Y también los jóvenes amigos que, como él, hacían su camino. Entre todas esas criaturas destaca, poderosa, Maguerite Duras, de la que Vila-Matas nos deja aquí un bellísimo retrato (moral, vital), además de impagables instantáneas que fijan momentos del vivir. Ése es el escenario. Pero París no se acaba nunca es mucho más que una crónica: es, ante todo la historia (con arrebatos que bordean la confesión) de una vocación, con los titubeos, las dudas, los miedos, la inseguridad, el esfuerzo... aparejados a los aciertos, los hallazgos, las epifanías... Tomando como eje de la reflexión la forja de La asesina ilustrada (primera novela de Vila-Matas, publicada en 1977 y reeditada en 1996), es decir, ciñéndose a la experiencia verdadera, el narrador reconstruye un camino que pasa ineludiblemente por el desprendimiento de la máscara, el abandono del histrionismo y la impostura, el despojamiento y la desnudez, la inquisición e indagación de lo auténtico y personal, al par que por una sucesión de descubrimientos y aprendizajes (fundamental la proximidad y experiencia del cine) de carácter estético y formal que, en conjunto, revelan cómo se escribió aquella opera prima, La asesina ilustrada
     Y al mismo tiempo que nos cuenta todo esto, el narrador que escribe desde la lejanía del presente, desde la madurez artística, va exponiendo su personal poética: un modo de concebir la literatura que pasa por la aceptación del arte como artificio, sí,  pero dotando al artefacto  de emoción (es muy interesante toda la reflexión sobre la ironía que atraviesa estas páginas, verdadero leit motif del libro, desde el que se pauta esta vida de escritor) y construyéndolo con un lenguaje o estilo que es como "un espacio y un color interno en la página".
¡Una verdadera fiesta!

http://www.el-nacional.com/papel_literario/Enrique-Vila-Matas-Paris_NACIMA20121129_0557_6.jpg

sábado, 18 de mayo de 2013

CARA Y CRUZ

La semana nos ha dejado una imagen imborrable, que supongo ha dado la vuelta o se ha convertido en trending topic en las redes: hablo de esos dos gemelos que nada más ser liberados de sus bolsas se asieron con las manitas entrelazadas con tamaña fuerza (y deseo) que parece ser que a la enfermera les costó separarlos. Creo que fue el propio ginecólogo el que, pasmado, les hizo la imagen.


Me gusta seguir este tipo de noticias y atiendo a la información que conllevan, como la relativa a la viabilidad de la clonación humana, a diez años del éxito de la oveja Dolly. En ese equipo de Oregon está, como cuarta investigadora, la española Nuria Martí, despedida hace un par de años (por un ERE) del Instituto valenciano Príncipe Felipe. El mismo día que se difundía este avance científico sabíamos de lo que sucedía con el joven físico gallego (destinado en el Cern de Berna y elegido mejor investigador europeo del año) a la hora de solicitar una Beca Ramón y Cajal para regresar a España y cuyo expediente o solicitud fue rechazada por "falta de liderazgo internacional".
El jueves, la viñeta de Forges era suficientemente elocuente:





Imagino que algunos se sorprenderán, no sólo del pinchazo y del ridículo en el que incurrieron los "competentes" de turno, sino también del lenguaje, tan alejado de las ciencias y de las humanidades. Más se sorprenderían de otras frecuentes expresiones que circulan en el ámbito académico, una especie de jerga turbia y opaca, más propia del mundo de los mercados y el business, y que revela ante todo la mentalidad de una casta de gestores y burócratas que hace años está vaciando todo de sentido.
Hoy viernes leemos que sobre 3500 estudiantes de la Universidad Complutense pende la amenaza de seguir con sus estudios por dificultades económicas para abonar sus matrículas. eso sí, a los docentes de la Universidad de Barcelona (ya tercer o cuarto recorte, si sumamos administración central y autonómica), desde la nómina de abril del presente y hasta la de diciembre, se nos deduce el importe a otra paga extraordinaria.
e così la nave va...

miércoles, 15 de mayo de 2013

ARTE

Me es muy difícil, cuando estoy entregada a un proyecto que me exige la intensidad del actual (que tiene los días ocntados), leer... Me es muy difícil encontrar lecturas adecuadas o soportables... No  porque en el momento de emprender el plan no requiera leer sino porque... avanzado el mismo (y este embrollo en el que estoy es muy, pero que muy exigente, por limitado y exclusivo)... difícil, difícil...
Por eso tengo algo abandonado este Blog



Sin embargo, en estos días de cierta desazón y vacío, encuentro un libro en el que me engancho (parcialmente). Es el de Antonio Muñoz Molina,  El atrevimiento de mirar (editado en Galaxia Gutenberg), que reúne sus recientes ensayos sobre  arte.
Entro a leer el libro en estado de gracia, muy agradecida porque nada sé de la materia.
 Quizá por eso en algunos de mis libros  ficciono con pintoras y arquitectos y...




Ahora bien, creo que sé algo sobre estos asuntos, en lo que respecta al perido de entreguerras.
He rastreado la época. Y creo saber algo sobre lo sucedido con el retrato (como género, y luego en su resolución) en la época de entreguerras. Por eso no es de recibo afrmar que entonces, hacia 1933, el retrato era "el ejemplo más acabado de la sumisión del arte a las normas del parecido con la realidad".
Nunca lo fue el retrato, si siquiera en sus dudosos inicios, mucho más precarios, hacia el 1600, cuando esa pintura "civil" competía arduamente con los temas religiosos y bíblicos de los únicos patrocinaores del arte entoces, la iglesia, las órdenes...
De modo que, tras liberarse, el retrato, como género ya no necesriamnete servía para testimoniar y dar cuenta de... Véanse los autorretratos de Raoul Hausmannn, que cubren los años ominosos, y... revelan




Es bonito escribir:
"A la crítica del hinchado yo burgués se le solapa así, inadvertidamente, la denostación del sujeto autónomo en sus decisiones y en su inteligencia, es decir, del ciudadano, del ser humano libre..." (pág. 141), pero convendría discutir, línea a línea, algunas de estas asevraciones sobre.... no Christian Schad, que es el artista que deslumbra a AMM, sino sobre las extrapolaciones que en torno al marco...
¡Meditación!
Aun así, estos atrevimientos han sido una de mis lecturas recientes. ¡Muy viva!

viernes, 10 de mayo de 2013

CARMEN

Me vuelvo de Barcelona corroborando la inquietante impresión que  me producen  las fotos de Carmen Amaya exhibidas en La Virreina.
Las crónicas  cuentan el marco.


A mí me conmovió esta foto de Julio Ubiña, al aprecer el único autorizado a retratar esos momentos finales de Carmen Amaya

http://ep00.epimg.net/ccaa/imagenes/2013/05/07/catalunya/1367952508_699603_1367952851_sumario_grande.jpg 

No sé porqué pero estas fotos (mudas) me devuelven la impresión que en su día me produjo ver (y oir) el entierro de Camarón:



Sospecho que este mar de fondo late en la escena que describe el entierro de Durruti en mi novela El pulso del azar, y que tanto le gustó a Manolo, su sobrino.

http://www.edicionesalfabia.com/img/libro/el-pulso-del-azar.jpg

domingo, 5 de mayo de 2013

SCHOPENHAUER


En su día tenía mucho interés en sacar una entrada con algunas de las apuntaciones aforísticas que Schopenhauer hacía en uno de sus libritos de Alianza Editorial, al menos para que los estudiantes tuviesen constancia de dónde les venía a los Azorín y Hurtado y demás tropa según qué nieblas.



 http://image.casadellibro.com/libros/1/aforismos-sobre-el-arte-de-vivir-9788420650692.jpg


Pero fue pasando el tiempo y no lo hice.
Regreso a BCN y me espera, entre otros, un tomito de Fernando Savater, El traspié (Anagrama), que recupera un trabajo escénico antiguo.
El caso es que trata de una tarde entre ya un anciano Schopenhauer y una joven escultora, Elisabet Ney, sobrina nieta de un mariscal napoleónico.
El encuentro, o la conversación, tiene un cierto encanto crepuscular. Al anciano filósofo se lo ve algo fatigado, y a la joven artista un tanto desinteresada en según qué cosas, más pendiente de lo que le encargan (dar forma) que de otras elucubraciones.

http://www.anagrama-ed.es/img/portadas/NH511_G.jpg 


Afloran ideas claves del pensamiento de Schopenhauer, que Savater sabe tramar con elegancia.
Distrae. Quizás porque llueve. Y porque España también está presente.
O porque enseguida vendría Verlaine, con su canción de otoño.

¡España! La verdad es que jamás lo hubiera imaginado. Y sin embargo, esa palabra, desengaño, me parece la aportación más hermosa de la lengua española al vocabulario universal.

Y aquí estamos....