lunes, 27 de agosto de 2012

COLECCIONES






Desde hace mucho tiempo, casi al inicio de este blog, prometí hablar de mi impertérrita inclinación a coleccionar... menudencias... (yo sé quien soy, afirmo quijotescamente, ya que, según Unamuno, en el fondo de todo coleccionista anida un melancólico...).
En cualquier caso, y -añado yo- un soñador.
Bien, finalmente me instalo en Asturias con cierta perspectiva.
En el vaivén de aquí a Barcelona (y dadas las severísimas restricciones de las compañías ¿low? cost), me hice con un buen fardo de libros Light...
El último, y por sugerencia o reminiscencia del comentario de Eduardo (un asiduo comentarista de este Blog) fue el de Walter Benjamin, Desembalo mi biblioteca  (El arte de coleccionar), publicado por un clásico editor intrépido e independiente (José J. de Olañeta: Mallorca, 20129

                          


Es un volumne muy portátil y perfect para releer a Benjamin, ¡siempre presente!
Sintetizar el contenido o incluso resumir algunas de las reflexiones de Benjamin sobre el coleccionismo (él mayoritariamnete se refiere a los libros) me da pereza, acaso condicionada (subrepticiamente) por las primeras líneas del primer ensayo, "Desembalo mi biblioteca" (El arte de coleccionar), cuando WB, ante tal tesitura (que conozco, pero que no me afecta desde hace ya casi 25 años, salvo en lo que se refiere a aligerar, trasladar, donar...), escribe: "No se encuentra aún instalada en los estantes. Todavía no la ha envuelto el tedio ligero de la clasificación".




Bueno, os recomiendo seriamente este librito; en esecial los capítulos sobre coleccionistas ppobres, libros de enfermos mentales y que versa sobre novelas de criadas del siglo pasado.

Bien, pero yo quería hablar de lo que todavía no había hablado: de mis colecciones.
Y no lo hice, pese a las promesas porque, en el fondo, todas mis colecciones están aún abiertas.
¡Faltaría!
Lo contarrio sería... ¿cómo se dice?
Pero hay una que sí está clausurada.




Viajé a Málaga... hace mucho tiempo... y visité (con reminiscencias literarias) un museo (modesto) etnolóligo o etnoantropológico... No era público, y estaba semi encajonado en una parte inpocua de la maltrecha ciudad... Yo llevaba en la memoria ciertos recuerdos de José Moreno Villa (de su autobiografía, La vida en claro, redactada en el exilio de México) sobre el arte artesanal (valga la redundancia) de los envoltorios (hay un nombre específico que ya olvidé) de las uvas pasas... esos casi encajes con que se envolvían en la presentación final...
Estaba en Málaga y recordé lo que estaba pasando en Barcelona....




Yo compraba cajas de fresones para hacer mermelada y... buscaba allí reflejos de aquella artesanía. Era moneda corriente. Pero de pronto, empezó a desaparecer. Todavía  las cajas de fresones eran de madera, pero .... las imoresiones empezaban a ser susutituidas por bandas de plástico.




Empecé a coleccionar y conservar los listones alargados....

En Barcelona, durante muchos años no tenía espacio (o tiempo) `para...
Pero aquí....
En una escapada a IKEA (pulpérrima) encontré un marco adecuado  y hete aquí...
¡Artista!...., me dicen.
                            

lunes, 6 de agosto de 2012

ETERNAMENTE

Si quisiese ser menos transcendente, podría escribir FOREVER... dada la facilidad con que los anglicismos se introducen en...
Pero lo cierto es que...
Cuando apenas disponía de tiempo para escuchar música (actividad exclusiva), Chavela Vargas me acompañó largas noches....


               


Amé su voz.
Casi lloré una noche en que la encontré en la Residencia de Estudiantes, adonde ella volvía, sí, pero sola, entonces. Podría datar el momento, pero no se trata de escribir las cosas más tristes esta noche, aunque al recordarla allí....
Sólo volver volver...

                   

viernes, 3 de agosto de 2012

TERENCI x JUAN BONILLA





  


Ya he comentado aquí, creo, que cuando me siento muy saturada (caso de la pasada primavera) leo Memorias, Biografías, Autobiografías, Ensayo y demás... Siempre y cuando las garantías...
Un breve retorno a Barcelona (para resolver varios asuntos pendientes) me encara, por ejemplo, con un espléndido libro del que en su día no pude hablar, pese a que lo leí con gratitud y deleite, de corrido (que se dice, cuando se quiere elogiar) y.... aparecían datos que invitaban al coloquio (irrecuperable a estas alturas).
Es la biografía de Terenci Moix escrita por Juan Bonilla,  El tiempo es un sueño pop (¡titulazo!, no lo negaréis), publicada en RBA y galardonada con el Premio Gaziel de Biografías y Memorias.



Lo más destacable, quizá (porque habla quien algo de ese mundo conoce), es la agilidad/levedad/elegancia con que Bonilla redacta..., cómo integra (y diluye) el dato y la cuantiosa documentación que parece haber manejado para dejar en primer plano de la escritura la narración o la descripción, según convenga, de  un mundo múltiple  y proteico que atraviesa importantes segmentos de espacio y tiempo de nuestra historia reciente. Y también quiero destacar la honestidad de los planteamientos de que arranca Bonilla: las dudas o vacilaciones iniciales ante el peso excesivo de la imagen pública o mediática de Terenci... que no le impidió, sin embargo, descubrir al escritor (son espléndidas las tiradas en que analiza las obras de Moix), situarlo como merece y, desde luego, atender a la persona. Bajo las múltiples máscaras (si nos ponemos graves podríamos hablar de heterónimos encarnados), Bonilla hurga en la criatura: el niño, adolescente, joven.... Moix.



P.S. Disiento, eso sí, de la pág. 135, donde, hablando de la imborrable Bodega Bohemia (que pisé a menudo, algo arrastrada, con la misma mezcla de sentimientos discordes como los que se apuntan en el libro), el biógrafo afirma que su "lema magnífico decía "Donde el arte es eterno".
O la memoria me traiciona, o el lema de la Bodega Bohemia era: "Donde el artista nace"