jueves, 30 de septiembre de 2010

29-S

Silencio.
Fue la primera impresión, a las 7:00 horas, cuando me levanto.
Poco después, a las 8:00, y ya instalada en mi galería -que da al patio de manzana que comparto con los trabajadores de Hacienda-, leyendo Obermann, de Senancour, aprecio que la luz no crece, que siguen corridas las persianillas y... tampoco resuena el run rún habitual de la ciudad, su tráfico o su tráfago.

Continúa el silencio (más agradecido porque andan reformando un piso y...).

Hacia las 11:00 (cuatro horas intensas de trabajo es lo que me permito, o lo que mi cuerpo o mi mente me permiten a mí) salgo a cumplir con mis obligaciones cotidianas: recados varios.

Primera consternación: el BONPREU (un supermercado muy implantado aquí) está cerrado a cal y canto. El Caprabo-Eroski, a medias: desabastecidos los estantes de productos frescos (lácteos incluídos).
El País (el diario), más menguado que la edición nacional en agosto. Falta la columna de Elvira Lindo, que leo siempre porque me gusta más ese registro de ella que no otros.
Luego en mi "paseo" advierto que gran parte del pequeño comercio (un restaurante japonés muy familiar, la tienda de calzados que ocupa el chaflán, la tiendecilla que repara electrodomésticos, una tienda de cadena cien, la frutería) ha cerrado y otra parte está a mínimos: sin sacar a la acera sus mercancías y letreros...
En la Caixa, accedo al espacio del cajero automático pero... para acceder a LA OFICINA hay que llamar al timbre.
Yo no lo necesito, era mera curiosidad, pero me cuentan...
Sigo bajando Aribau.
El estanco está está abierto. Mi floristería no. "El Pato Loco", tampoco.
Me vuelvo a casa.
Reviso la otra acera. Pocos cambios.
Almuerzo, con Adrián y su chica: han decidido no ir a la Escuela Superior de... Ellos, que se encierran en la Biblioteca y demás sdependencias en diciembre y en enero y en julio (por poner ejemplos extremos).

No conecto nada y descanso.
Sigo leyendo a Senancour y... hacia lass 18:00 hora sme voy a la mani, me queda cerca.

Todos los comercios de "marca" en los aledaños del Paseo de Gracia están cerrados.
¡Sospechoso!
Pero lo que no lo es, lo que no resulta sospechoso, es el vagabundaje... Me mezclo a.. y vagabundeo en un paseo repleto si bien... Subo y bajo, camino... Un ex-alumno (reciente) me saluda amable. ¡Menos mal! Prosigo. Camino arriba y abajo. En un momendo dado (hacia las 19:00 horas) me encuentro en la confluencia de Gran Vía-Paseo de Gracia con un amago de... carga policial, para entendernos.

Me subo.
Sigo mirando. Descubro algunas caras conocidas, per soy consicnete de que... Además, tampoco me importa, que me reconozcan.
Me quedo en la confluencia frente a la "Borsa de Barcelona", donde los pitidos arrecian.
Espero.
Al poco, sobre las 19:15, llega un FRENTE... custodiado por seres embutidos en chalecos...

"Se supone que esta es la cabeza de la manifestación", inquirí, tras comprobar que mi paisano, Álvarez, andaba por allí, algo esquinado.

Subí y bajé.
Y me marché al poco, tras las primeras cifras:

400.000 manifestantes
80 % de seguimiento
28% de reducción del consumo eléctrico

Volví paseando lentamente.
Ya había visto las huellas de los incendios (disturbios), pero... la Ronda Universidad seguía vacía.
En los escasos bares o restaurantes abiertos, los clientes miraban un partido de fútbol.

Vagabundeo ociosa, curioseando.
En la Ronda, vi contenedores volcados, y papeleras y poco más.
También una lechera saliendo disparada por la Ronda, hacia el dédalo histórico.

Constato que la Gran Vía sigue cortada, y que el tráfico lo desvían por mi calle, Aribau.
Comento con mi hijo Adrián (multiperspectivismo) la jornada y me resigno a...
... escuchar

lunes, 27 de septiembre de 2010

A VUELTAS...

... con Feijoo.
Porque aunque lo releo con asiduidad (y de ello ya quedó testimonio en este Blog), siempre acabo encontrando párrafos muy del momento.
Este fin de semana me sumergí en las Cartas eruditas (ya les dije a los alumnos que el título no me parecía afortunado), y este fragmento de "Ingrata habitación de la corte" (Tomo III, Carta XXV), además del acierto en sus retratos y análisis de ciertos personajillos (los pretendientes: no los amorosos, ¡ojo!), me parece que contiene una reflexión muy válida para la temporadita que se nos avecina a los sufrientes votantes.








Y es que llevaba semanitas (desde el forzado ocio estival) rumiando si hacer o no una entrada sobre el affaire que se está viviendo/presenciando en Madrid a raíz de las primarias.
Y a raíz de ciertas fotos.
Fui aplazándolo en la confianza o esperanza de que Millás nos glose alguna de ellas en su estupenda sección de El País Semanal.
En fin, el caso es que todo eso estaba depositado en la turbiedad de mi inconsciente cuando, héte aquí, que no fue un romántico sino otro moderno del XVIII quien me prestó las palabras:






Contextualizo (sintéticamente) la cita.
Como acostumbra, personalizando su Discurso (y apelando a la experiencia o a la observación directa), Feijoo habla brevemente de su paso por la Corte (Madrid) y de porqué prefiere su retiro en provincias, remozando (léase envenenando, con la crítica) el clásico tópico de "menosprecio de corte y alabanza de aldea", que queda muy lejos de idilios bucólicos. Y en ese realismo o microscopia (verdad, la llamaría él) preserva su palabra.
Cito:

Y nadie podrá negarme que donde concurre una multitud de pretendientes concurre una copiosa turba de hipócritas. ¿Qué es un pretendiente sino un hombre que está pensando siempre en figurarse a los demás hombres distinto de lo que es? ¿Qué es sino un farsante, dispuesto a representar en todo tiempo el personaje que más le convenga? ¿Qué es sino un Proteo que muda de apariencias según le persuaden las oportunidades? ¿Qué es sino un camaleón que alterna los colores como alternan como alternan los aires? ¿Qué es sino un ostentador de virtudes y encubridor de vicios? ¿Qué es sino un hombre que está pensando siempre en engañar a otros hombres? Es verdad que son muchos los que le pagan en la misma moneda; esto es aquellos mismo que busca como arquitectos de su fortuna. Él miente virtudes y a él le mienten favores. Él va a engañar con adulaciones y a él le engañan con esperanzas.
Pero de quienes se hallan al fin más burlados los pretendientes no es de los que mandan, sino de ciertos faranduleros que hay en las cortes, de quienes creen que tieen introducción con los que mandan. Estos son unos vilísimos estafadores, hambrientas arpías, sedientas sanguijuelas que a los pobres incautos que de las provincias acuden allí a sus pretensiones, a poco que se descuiden les chupan hasta la última gota de sangre..

Este parrafito me parece una verdadera joya. Me abstengo de glosarlo por respeto a la inteligencia de los lectores, si bien me permito recomendar la recuperación de ciertos términos (calificativos o sustantivos).

Pero no acaba aquí Feijoo. Sigue:

Mas todo lo dicho no es nada en comparación con lo que pasa entre los mismos pretendientes, sobre el desempeño de desembarazarse los unos de los otros.

Y qué será lo que pasa entre los mismos pretendientes, sobre el desempeño de desembarazarse los unos de los otros. Pues nos lo cuenta a continuación el bendito Padre Feijoo al hablar de "las expresiones fingidas":

Mucho tiempo ha tengo observado que una de las más comunes simplezas de los hombres es tener a los demás por simples.

¡Ah!, mi viejojoven Feijoo.







¡Y mi querida Carmen Martín Gaite, que, editándolo como es debido, nos quitó (a una generación, o más) el miedo a lo gris.
Y sin embargo, sin embargo...
No parece haber edit@r actual decidid@ a rescatar el impagable tomito de Alianza.




jueves, 23 de septiembre de 2010

BERLÍN (1)



El insomnio, la insoportable "xafugor" (humedad) y... los desvelos maternales.... me llevaron anoche a...
reeleer las "Crónicas berlinesas" de Joseph Roth.
JOSEPH, repito. ROTH.









Empecé por el principio, como debe ser, aunque no siempre, curiosamente.
Porque al releer, uno va a lo que va (sin especificar).
Pero yo empecé porel principio.
Yo empecé por el paseo de Roth.
Y por esa frase incontestable:
"Lo que veo es el rasgo ridículamente anodino en la faz de la calle y del día".

Y pensé, tras bajarme por las Ramblas hasta la Boquería, que...

... que sí, aunque me sintiera...

¿Qué me importa a mí, paseante uqe marcha en diagonal por un avanzado día de primavera, la gran tragedia de la historia universal que recogen los editoriales de los periódicos? Ni siquiera me importa el destino de un hombre que podría ser el héroe de una tragedia, de un hombre que... En vista de los acontecimientos microscópicos todo pathos es en vano, se pierde sin sentido. Lo diminuto de las partes impresiona más que la monumentalidad del conjunto. Ya no necesito los gestos amulosos, que intentan abarcarlo todo , del héreoe del teatro universal. Yo soy un paseante".
(Joseph Roth: Crónicas berlinesas.Barcelona, Minúscula, 2006, p. 15)

viernes, 17 de septiembre de 2010

K

Leo (divertida) la habitual columna de Millás en El País, y aparece de nuevo la mención a la crueldad de las tardes de los domingos: "tan crueles, aunque tan pertinentes", escribe.
Y es que nunca compartí el conocido "topos" del tedio de tales tardes.
Por eso me ha gustado ese doblete de Millás.
Y recordé mi primer domingo en Barcelona después del verano.
Un domingo que seguía a un sábado (la Diada) que contaba por dos (domingos).

Como antídoto, y porque había empezado a engrasar la máquina para las clases, empecé releyendo a Kafka. Una pieza cómica, claro. Un relato de 1915: "Blumfeld, un soltero".
¡Qué prodigio! ¡El partido que puede llegar a sacarle a esas dos pequeñas bolas de celuloide blancas con rayas azules que de repente encuentra en su apartamento botando juntas sobre el parquet y...
¡Qué perversidad! ¡El niño de la asistenta!
Y no digamos de los meritorios...
Habría que hacer una tipología de los tales. Los que saben, claro






Estimulada, decidí hacer caso de la recomendación de un buen amigo y al atardecer nos fuimos a ver Bright Star, la película de Jane Campion sobre John Keats y Fanny Brawne.

Es recomendable elegir esa hora, y un día "cruel", y salir del cine con calles vacías y extrañamente silenciosas.








El domingo lo pasé con Keats y sus exégetas.
Empecé con Cernuda y la parte correspondiente de su "Pensamiento poética en la lírica inglesa del XIX" dedicada a Keats.
Algo decepcionante el ensayo de Cernuda (será que voy creciendo), pero el placer de volver sobre textos de Keats, incluido su epitolario, ampliamente incorporado en los diálogos de la película.





En poesía tengo unos pocos axiomas... Creo que la poesía debe sorprender por su hermoso exceso y no por su singularidad; debe parecer al lector expresión de sus mál altos pensamientos, y semejarle casi un recuerdo. Sus toques de hermosura nunca deben quedar a medio camino, dejando al lector suspenso en vez de satisfecho. La aparición, ascensión y poniente de su imágenes, como las del sol, deben llegarle naturalmente, brillar sobre él y ocultarse con sobriedad, aunque en magnificencia, para abandonarle en el deleite del crepúsculo...
(Carta a John Taylor. 27 de febrero de 1818)










Y seguí. Seguí con los ensayos de Bowra (La imaginación romántica) y de Harold Bloom (Los poetas visionarios del Romanticismo inglés), que se extiende ampliamente sobre el
Endimion, que aborda el humanismo naturalista y el humanismo trágico del poeta en la caída de Hiperion, y también nos habla del estado de inocencia de Keats como directamente erótico, del efecto del ideal poético (redoblar el sentido de las cosas reales y al mismo tiempo presentar semejante realidad como una corriente fangosa), de la naturaleza desinteresada de la poesía pero (a la vez) de su función consoladora e iluminadora...
Y glosa las odas y el soneto que da título a la película: Luminosa estrella.

Compruebo que el traductor es M. Antolín. Es decir, el escritor Mariano Antolín Rato.
Todo más claro, pienso.
Seguí leyendo:



Oda a la melancolía


1
No vayas al Leteo ni exprimas el morado
acónito buscando su vino embriagador;
no dejes que tu pálida frente sea besada
por la noche, violácea uva de Proserpina.
No hagas tu rosario con los frutos del tejo
ni dejes que polilla o escarabajo sean
tu alma plañidera, ni que el búho nocturno
contemple los misterios de tu honda tristeza.
Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta,
y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.


2
Pero cuando el acceso de atroz melancolía
se cierna repentino, cual nube desde el cielo
que cuida de las flores combadas por el sol
y que la verde colina desdibuja en su lluvia,
enjuga tu tristeza en una rosa temprana
o en el salino arco iris de la ola marina
o en la hermosura esférica de las peonías;
o, si tu amada expresa el motivo de su enfado,
toma firme su mano, deja que en tanto truene
y contempla, constante, sus ojos sin igual.


3
Con la Belleza habita, Belleza que es mortal.
También con la alegría, cuya mano en sus labios
siempre esboza un adiós; y con el placer doliente
que en tanto la abeja liba se torna veneno.
Pues en el mismo templo del Placer, con su velo
tiene su soberano numen Melancolía,
aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosa
boca muerde la uva fatal de la alegría.
Esa alma probará su tristísimo poder
y entre sus neblinosos trofeos será expuesta.

(Versión de Gabriel Insuasti)

Oda al otoño


Estación de las nieblas y fecundas sazones,
colaboradora íntima de un sol que ya madura,
conspirando con él cómo llenar de fruto
y bendecir las viñas que corren por las bardas,
encorvar con manzanas los árboles del huerto
y colmar todo fruto de madurez profunda;
la calabaza hinchas y engordas avellanas
con un dulce interior; haces brotar tardías
y numerosas flores hasta que las abejas
los días calurosos creen interminables
pues rebosa el estío de sus celdas viscosas.

¿Quién no te ha visto en medio de tus bienes?
Quienquiera que te busque ha de encontrarte
sentada con descuido en un granero
aventado el cabello dulcemente,
o en surco no segado sumida en hondo sueño
aspirando amapolas, mientras tu hoz respeta
la próxima gavilla de entrelazadas flores;
o te mantienes firme como una espigadora
cargada la cabeza al cruzar un arroyo,
o al lado de un lagar con paciente mirada
ves rezumar la última sidra hora tras hora.

¿En dónde con sus cantos está la primavera?
No pienses más en ellos sino en tu propia música.
Cuando el día entre nubes desmaya floreciendo
y tiñe los rastrojos de un matiz rosado,
cual lastimero coro los mosquitos se quejan
en los sauces del río, alzados, descendiendo
conforme el leve viento se reaviva o muere;
y los corderos balan allá por las colinas,
los grillos en el seto cantan, y el petirrojo
con dulce voz de tiple silba en alguna huerta
y trinan por los cielos bandos de golondrinas.

Versión de Màrie Montand


jueves, 9 de septiembre de 2010

ASTURIAS : RETORNOS

Nunca sabré (porque no me preocupa) si me gustan o irritan los títulos tipo "Olvidos de ...", "Retorno a ....", o "Memorias de...", para entendernos. Lo cierto es que a menudo logran detenerme, tal vez porque sugieren la eterna disputa entre lo necesario y/o lo contingente.

Ya de vuelta en Barcelona (¿devuelta a?), y con mi hijo Adrián deshaciendo su equipaje de reciénllegado de Asturias, no sé si recuerdo, olvido o retornan...

- la imborrable sensación de serenidad que sentía tumbada en la arena bajo un tupido artesonado de nubes blancas que ya están dejando de ser porque ahora en la piscina subterránea del Ensanche desde donde las evoco...

- las tormentas de invierno, que alteran drástica y aleatoriamente la fisonomía de las playas; que el mar, en sus envites, arrastra o acarrea arena y entonces la sorpresa y la memoria de la expectación gozosa (o el gozo expectante, no sé) de la infancia, cuando volvíamos a Arnao o Penarronda el primer día de verano...

-el ciruelo japonés que durante tres años hizo caso omiso a su nombre (o a su adjetivo), mostrándose indolente y remiso a... Pero que este año nos recibió cuajado de frutos: diminutos farolillos amarillos que fuimos arrancando con gesto edénico (incapaces de proceder según nos recomendaban los paisanos, que nos ofrecían sus varas y bastones para "sacudir" las ramas y precipitar...).

-el olor de la lluvia tupida y menuda susurrando en las ramas o la repentina violencia de un chaparrón airado y frío.

-que el mar puede volverse plata para después ennegrecer y aullar, maldiciendo;

-las hortensias... algo abandonadas últimamente, más pálidas que nunca ahora que ya no está Miguel, quien cada año me guardaba las limaduras de hierro que, esparcidas sobre la tierra, mantenían su envidiable color azul-violeta

-el escalofrío del primer chapuzón

-la dulce aspereza del yodo y el salitre resecándose en la piel tras el baño y la tentación de lamer y saborear

-el placer del cigarrillo a continuación: lento el placer y persistente, el cigarrrillo

-el sadismo de algunos padres que mantienen a los hijos fuertemente abrazados hasta que estallan en llanto cuando las olas van creciendo

-la alegría de los críos que capturan quisquillas en las pozas o simplemente se meten en sus aguas y descubren que sí, que allí se está tan calentito y...

-la anegada paciencia del más pequeñín rellenando su cubo de arena y haciendo castillos liliputienses porque no le dejan alejarse con los grandes que construyen diques allí donde rompen las olas pero aun así la satisfacción de comprobar que... no se le derrumban y permanecen, las torres de los castillos

-el soniquete de las pelotas rebotando en las palas

-la inevitable carcajada al leer en los periódicos los anuncios sobre Spas y Resorts teniendo delante estas olas: su fuerza, su altura, su insobornabilidad

-los tomates, sin una gota de agua, sin una sola semilla: pura pulpa prieta y carnosa que conserva el aroma de la mata y que las paisanas me cvenden a dos euros (y no a ocho, que me piden en la Boquería)

-el perejil y el romero y el laurel a un paso, sin necesidad de maldecir por haberme olvidado de comprarlos o pedírselo a la pescadera de la Boquería

-las hebillas herrumbrosas de las cangrejeras, que este año debo calzar no tanto por los lariegos cuanto por las piedras, dado que las tormentas del invierno vaciaron la arena de las playas y ¡ay!...

-los mejillones restallantes, que sólo aquí pruebo y saboreo (como los tomates)

-el requesón, que me sale de rechúpate, y que mezclado a mis compotas o al paté de cabracho para rellenar los crèpes (frixuelos o cereixolos, como les decimos allí) hacen las delicias de algunos amigos....

-mis manos arañadas cuando voy a por moras para las mermeladas (de las que se benefician algunos mendas de BCN)

-el MUSTAFÁ, que ahora ya solo alguna señora como mi madre se atreve a airear y usar y, más importante, nombrar

-los claros ojos grises de Pancho, antiguos como el mar, ya sólo sombra

-las cenizas de mi padre flotando (quizás) en un recodo impreciso de la ría (o no: las esparcimos frente a su casa, pero pasa el tiempo y ya no hay barcas suficientes que nos lleven hasta allí)

-el recodo de la ría donde se fotografió Luis Cernuda en el 34 (hoy parte de una senda descuidada, y que lo ignora: ¡Ay, si fuéramos franceses, qué cartelón pintaríamos)

-los chigres de toda la vida, casi desaparecidos ya... y entonces el jardín y el sencillo rito: el aroma de la manzana al esparcirse en ráfagas ácidas

-los tamarindos del parque de mi infancia... cada vez menos míticos porque, esquifidos, ya no se puede decir de ellos nada que los relacione con la elegancia o la opulencia (que no es lo mismo, ya lo sé, Mariano)


-las calas (cuernos, les llamábamos), invasoras pero admitidas porque en invierno, si vengo, son como una luz

-la camelia roja

-el limonero que da frutos todo el año, aunque al principio también tardó el condenado

-Arnao... una playa paradisíaca que fue Campo de Concentración (uno de los más oscuros y crueles: tengo las historias)

-otra aún más recoleta y desconocida, que sólo a vosotros os revelaré: Santa Gadea (hoy de difícil acceso por las restricciones practicadas recientemente, ¡menos mal!, y un remanso inmaculado y tranquilo que conserva en sus aristas un increíble fondo de mar....

-la montaña cercana, este otoño...


P:D. Tengo a Nico pateando Berlín (adonde se traslada a estudiar) en busca de habitación donde cobijarse y no he querido abrumarlo con más tareas. Así que sorry por la ausencia de ilustraciones.