lunes, 26 de abril de 2010

GUELBENZU EN BARCELONA







He estado poco activa últimamente porque me ha tenido deleitada y ocupada la lectura de la última novela de José María Guelbenzu, que presentamos en la Facultad este jueves, día 29.

Al acto acudirá el autor, con quien el público podrá entablar un Coloquio.

Pese a que la idea de este encuentro (y su organización y demás) ha partido de un contubernio orquestado en esta casa, he preferido no intervenir. No sólo porque los conspiradores no suelen dar la cara, sino también para que los estudiantes (y el público asistente) tengan la oportunidad de escuchar otras voces.


P. S. De la novela iré hablando aquí, sin duda. Son 600 páginas soberbias que vienen a ser una Summa de la trayectoria literaria de José María Guelbenzu. ¡Os espero!





sábado, 24 de abril de 2010

SANT JORDI

Empiezo por confesar que mis relaciones con la célebre jornada de ayer (que ondula entre lo étnico, lo folklórico, lo cultural y lo crematístico) son... difíciles, llevándome del arrebato furioso a la resignación.
Cuando mis hijos eran críos, cumplía con mis obligaciones. Como estudiaban en el Colegio Alemán, donde la jornada educativa acaba al mediodía, salíamos con ellos a ver el espectáculo a primera hora de la tarde, después de comer .

Pasó el tiempo. Hubo años en que por ce o por be... el 23 de abril yo no estaba en BCN.
Este año sí estoy.
Pero mis hijos han crecido y... en lo tocante a lecturas, se limitan a pasarme los tickets de compra (porque los tengo bien avisados: no por desconfiar de ellos -de sus gastos- sino por... Hacienda).
Aún así, siempre intento sorprenderlos con una lectura (sobre todo en los paquetes navideños, que preparo con más tiempo).





Pero hoy... (quiero decir ayer).
Salí de casa a las 11:00 para ir al Gimnasio y a los cinco metros un joven me ofrecía dos croissants y una rosa por cinco euros. (A las ocho de la tarde, cuando regresé con Martin de mi periplo urbano, aún tenía algunas ensaimadas y muchas rosas). Omito contaros todo lo que me encontré en el trayecto (digamos que dos manzanas en L), y que fue lo que, por la tarde me animó a salir y ver...

Bien, pese a todo, volví del Gimnasio con energía, y me dejé contagiar por el ambiente o...
Es el primer año que las novias de mis hijos viven el Sant Jordi y volví a sentir la necesidad de cumplir con el rito.
No les compraría rosas a ellas (por muy merecidas que las tengan) pero sí los libros y bla bla bla...

Tenía que comprar tabaco y pan y El País y un par de lechugas, así que... bajé decidida a ver lo que me ofrecían las librerías de mi calle (descontando las de lance, que son espléndidas, pero que no era el caso)


Para Adrián, enseguida vi un libro que quizás, quizás, quizás...
Él es un extraordinario corredor que este año apenas camina, agobiado por las obligaciones de su 4º curso de Ingeniería Industrial más un proyecto de investigación -la construcción de un coche- que incluso le impedirá disfrutar del verano en Asturias porque habrán de presentarlo en Alemania a principios de agosto y.... Como yo sé muy bien lo que para alguien (digamos un deportista "natural") significa la renuncia o la imposibilidad (durante años no hice más deporte que..., de vez en cuando, calzarme las zapas y correr sobre el asfalto de la avenida de Roma sin remodelar... así que ahora voy a diario al Gimnasio, aunque sólo sea para ducharme), le compré el libro de Haruki Murakami: De qué hablo cuando hablo de correr (Tusquets).





Solucionado esto, ya con Nico lo tenía más fácil, no sólo porque es un picaflores sino porque llevaba un par de semanas amenazándome con que "un día de estos tengo que comprarme el Código Civil", lo que me dejaba impasible aunque a la espera... Y dado que a día de ayer aún no me había pasado la factura... Pero encontré un libro que creí que podría gustarle, ya que es muy aficcionada a la cocina y bastante sibarita en todo.




No leí su anterior novela, pero sí me gustó la versión cinematográfica, "La elegancia del erizo".

Y me quedaba mi querido Martin.
¡Ay amigos!
Cuando vi aquella portada, del exquisito sello BarriLyBarral, casi salté de alegría:





¡Qué gran subtítulo para encarar el porvenir!:
"Cualquier tiempo pasado fue mejor"
Un compendio de Lucien Jephagnon, que se sumerge en la lectura de casi treinta siglos y bucea en una casi tradición de recelo hacia los tiempos venideros.

P.S. ¡Cuidadito, cuidadito!
Que ayer, al regresar del paseo abrileño y estirarme en el sofá y poner las noticias (en TVE1),
el gran Pep Guardiola, a la pregunta "Qué libro le regalaron?" contestó,. Elogio del pesimismo. Y esbozó una sonrisa.

viernes, 23 de abril de 2010

sábado, 17 de abril de 2010

GARZÓN

Este texto lo envía el Fiscal Jiménez Villarejo, para copiar el texto y reenviarlo al Consejo Gral del Poder Judicial en apoyo a Garzón, al correo:
webmaster@cgpj.es


Sr. Presidente y Consejeros del Consejo General del Poder Judicial
Ante la noticia de que en fecha próxima han de resolver sobre la “suspensión de funciones” del magistrado D. Baltasar Garzón por razón los procedimientos judiciales incoados contra el mismo por el Tribunal Supremo, como ciudadan@ de un Estado Democrático de derecho y en el ejercicio del derecho de petición, reconocido en el Art. 29 de la Constitución y desarrollado por la L.O. 4/2001, solicito de Vds., con el respeto debido pero también con la máxima energía, que no acuerden dicha suspensión de conformidad con las fundadas razones de la Fiscalía General del Estado. En caso contrario, la decisión causaría un gravísimo perjuicio al principio constitucional de independencia judicial y a los valores democráticos constitucionales.

Atentamente.
Nombre y apellidos:
DNI:
Profesión

miércoles, 14 de abril de 2010

CASTILLA : TORO

Prometí viajar con ojos de palurda, pero la memoria (¿la deformación profesinoal-vocacional?) se impuso.
Y recordé a Baroja, claro está. Entre otras cosas, y pese a mis cada vez más preocupantes lapsus memorísticos, aún no me considero amnésica irredimible y, la visión de Castilla de los noventayochistas no era, en absoluto, esencialista. ¡Menudos tipos y espacios recortaron, cada uno a su manera, Azorín, Machado, Unamuno o Baroja.









Sigo con éste, de momento.
Andando por allí, recordé al impar viajero que observaba las simples manías de las gentes, dado que de tales pueden calificarse los “epígrafes callejeros” –otro texto destacable, de título homónimo–, especialmente en su versión más rudimentaria, como lo son las pintadas en paredes y paredones, y no tanto en el cartelismo propiamente dicho o los rótulos comerciales. Como siempre, un dato de la realidad observada, en este caso la insipidez del cartelismo de hacia 1935 –invariablemente limitado a los vivas, abajos y mueras–,

Actualmente todas las paredes de los pueblos de España están llenas de letreros políticos: Viva la U.G.T., la C.N.T., la F.A.I., la F.U.E., la F.E., etc. Dan ganas de sintetizar estas exclamaciones por una que diga: ¡Vivan todas las letras mayúsculas del alfabeto!

le lleva a evocar lo captado en sus largos y/o lejanos años de paseante en corte, con una menuda disección de los rasgos específicos que mostraba el cartelismo de según qué oficios (así, por ejemplo, los pirotécnicos eran los más lacónicos, mientras que los zapateros parecían ser los más fantasiosos) o zonas de la ciudad, y desde luego de los pueblos próximos (Ventas) o de otras poblaciones (Sigüenza, Béjar, Albacete, Haro, Nájera, Vitoria, etc.), sin descuidar determinados espacios, fuesen las fachadas de los ayuntamientos, las tiendas (casquerías, tahonas) u otros locales públicos (tabernas, salones de baile). Es justamente dicho artículo, “Epigrafía callejera”, el que le permite a este impar viajero introducir una irónica reflexión sobre su “oficio”, dado que “hablar de los rótulos antiguos que se veían en las paredes y en las muestras [... constituye una labor de escritor costumbrista, muy próxima al lugar común literario”. Pero el narrador no tiene prejuicios a la hora de reconocerse “hombre un poco intoxicado por el costumbrismo”.





Llegué a Toro un poco cansada: del frío, del viento, de las inclemencias...
Para mi sorpresa, sin embargo, me encontré con un espacio abierto: Coleaban aún los acompañantes de la procesión diurna y... la Plaza Mayor bullía...




Paseé por allí.
Paseé animada por la bienvenida de un toldo que me anunciaba "Bodega El Pillo", así sin más.
Después vendrían otros reclamos: "Heladería El Gustazo", "Alimentación Anatolio" (muy vilamatiano éste, por cierto)... y más.
Sin embargo, lo que más me conmovió de Toro fue entrar en la ciudad por una calle que se seguía llamando "El canto de los arrieros".
Me detuve ahí, claro.

Y sí, luego visité la Colegiata de Santa María.
Y almorcé en el refinado restaurante de "La viuda rica".

Pero...






puestos a seguir siendo enigmáticos...

¿Qué hay del Cine Imperio?
¿Y de las Caballerizas del Conde?
¿Y de la Posada (Real) Rejonera?


Seguiré... palurdamente.

lunes, 12 de abril de 2010

SOS

¿Recordáis la entrada que titulé "Mujeres maltratadas"?
Ya sabéis que en este Blog no entro en el día a día así, directamente (por puro bochorno, por el sonrojo que me provocan quienes opinan de todo), aunque si se tercia intento, desde la literatura, arañar o rozar la actualidad, con técnicas brechtianas.
Hoy me encuentro con estos comentarios a mi entrada (¿antigua?) titulada "Mujeres maltratadas". He responddo (como pude) a esta mujer, pero quiero extender a todos vosotros su clamor.
Reproduzco lo que me escribió al Blog:



Anónimo dijo...

Que poco ayudan alas mujeres maltratadas yo soy una de ellas, todo es marquetin nada mas donde estan esas ayudas que desesperadamente vuscamos que no encontramos nada mas que trabas para salir adelante, que como yo sin tener donde caernos muertas tenemos que volver con el maltratador hasta que nos mate y despues ser un numero mas sin remordimientos para nadie
lunes, abril 12, 2010
Anónimo dijo...

Nisiquiera lo poneis , donde esta la libertad que todo el nundo pueda leer lo que siento , como me siento, gracias por no publicarlo
lunes, abril 12, 2010



Ignoro qué resultará de todo ello. Por si acaso, aviso. A ella le respondí "en privado", contándole una experiencia personal en las calles del Raval, un sábado a mediodía. Confío en que lo lea, y en que la leáis.
Y a ver si entre todos... esto también lo arreglamos.

jueves, 8 de abril de 2010

CASTILLA: MIGUEL DELIBES

Recuerdo las recientes (¿y merecidas?) vacaciones y la parte de incertidumbre que tuvieron.
Lo que me rejuvenece porque me recuerda los veranos en que partíamos alegremente (casi siempre en auto-stop), confiando en los amigos que estarían aquí o allí en determinadas fechas, lo que convertía el viaje en lo que debe ser: expectación y demora (o si queréis, sorpresa y hasta desasosiego).







Las recuerdo extrañas, acaso por haber transcurrido un poco a la intemperie, sin casa propia, porque reformamos la chabolita de Asturias y... Martin y yo nos alojaremos en unos apartamentos más que idílicos (y módicos de precio), "El cercado", en Castropol, con un amplio jardín desde el que mirar la amada ría del Eo, pero aun así... (seguía la cornisa cantábrica en estado de alerta por viento y lluvia y...)









Recuerdo que pensé que echaría de menos mis pantuflas, el sillón de lectura, la "mullida" alfombra, el flexo, la reserva de mermeladas o de pepinillos agridulces que dejo en la despensa...
Recuerdo las breves vacaciones y las siento como demasiado nómadas para mi edad.

Después de Asturias, dedicada a resolver "detalles" y a familiarizarme con materiales extraños y a ajustar medidas y a añadir enchufes (nunca acertamos, aunque multipliques las tomas y conexiones hasta el paroxismo) y...
nos largamos a Zamora. Le tenía ganas: a las procesiones de esa ciudad, al románico de la provincia y al Lago de Sanabria, y alrededores.
Cuatro días de los que iré desgranando los respectivos relatos.
Vino después Tordesillas (y el ineludible recuerdo de Doña Juana) y por último Simanacas, acogidos por Carlos, el hijo de Rosa Chacel.
Como el tiempo seguía inclemente, las vacaciones tomaron un aire más doméstico y familiar que aventurero o...







Aún no habían florecido las jaras, que tanto amaba Rosa Chacel cuando nos escapábamos por tierras de Castilla a finales de mayo o principios de junio (procuraba no faltar nunca a esa cita, renovadora, con el pretexto del cumpleaños de Rosa, el 6 de junio).








Allí recordé a Miguel Delibes (ante su tumba), pues está enterrado cerca de Rosa Chacel, en el Panteón de los Hombres Ilustres.

(A Rosa, el detalle -el nombre- no dejaba de divertirle, pues sabía de antemano que sería enterrada allí, pero jamás ocultó el orgullo que esto le producía. Y allí sigue ella, entre los hombres).








En el número de Babelia del 20 de marzo de 2010, Antonio Muñoz Molina dedica su colaboración habitual a recordar a Miguel Delibes, diciendo que su generación... (es decir, la mía, la nuestra ) no leímos a Delibes con la asiduidad y devoción que el autor (su obra) requeriría, desde el punto de vista literario (y desde la distancia). Pero yo no creo que eso se debiera a un afán de cosmopolitismo, como opina AMM. Simplemente pienso que el mundo que nos transmitían sus novelas era el que a algunos nos habían legado nuestras familias (soy de la opinión que sí hubo memoria histórica en este país); era lo que habíamos mamado y conocíamos, de modo que...
(Y claro, los lectores en agraz pero voraces atienden, primero, a los mundos (sobre todo a los mundos, no tanto a las historias, que también). Sólo cuando esos lectores maduran y crecen se detienen. Y entonces aprecian otros aspectos: estilo, lenguaje, verbo).

Recuerdo que en el último año de carrera tuve que hacer un trabajo sobre Atavismo... y no sé qué más en "Las guerras de nuestros antepasados", para la asignatura que impartía el gran Antonio Vilanova. Saqué muy buena nota, sí, pero no recuerdo mayores emociones de aquella experiencia. Tampoco la satisfacción que todo esfuerzo o reto intelectual depara.


Y comprendo que mis hijos (seres privilegiados a quienes en el Colegio Alemán, pese a no cursar ellos el itinerario de Humanidades, les obligaron a leer a Delibes -y a tantos otros-, en comparación con el panorama literario que prima en la enseñanza pública española, despotricasen contra "Cinco horas con Mario", porque....
No era la mejor opción. A ellos, les convendría leer "Las ratas" o "La sombra del ciprés..." (y conste que lo he comprobado, porque de vez en cuando me hacen caso. Sólo de vez en cuando.
Es decir, conseguí que volvieran a Delibes.

Como yo misma lo he hecho, después, bastante después, y buscando a Delibes por mi cuenta.
Descubrí entonces al escritor viajero que hablaba de su Castilla, como lo hacía en un título casi homónimo, poco recordado estos días en los panegíricos necrológicos, pero que sin embargo...








Al filo de los años treinta, tras la “crisis” de las vanguardias y la aparición de un primer realismo social, y después, durante la dictadura franquista, en una España con una censura férrea y sin libertad de expresión, el compromiso político y social de los escritores les llevó a escribir un tipo de libro de viaje-reportaje que reflejase España de una manera objetiva y sirviera de testimonio de aquella realidad. Los libros de Cela, Candel, Grosso, López-Salinas, Ferris o Juan Goytisolo son sus mejores muestras. Sin embargo, muy poco (más bien nada) he oído de Castilla habla, que tanto me recuerda la Andalucía trágica (1905) de Azorín. Como él, Delibes cede la voz a los protagonistas, “los más humildes vecinos de nuestros pueblos y aldeas”, lo que no les resta mérito ni dignidad intelectual o literaria. Todo lo contrario: no estamos ante un simple pasatiempo, nos avisa, “sino que de los monólogos de estos supervivientes de un éxodo aún inconcluso, pueden sacarse provechosas enseñanzas, primer paso para plantearnos con sinceridad y conocimiento de causa el futuro de esta región a raíz de la incorporación de España a Europa”.





Pero también descubrí aquellas otras páginas en que Delibes se alejaba de Castilla.
Y me satisface especialmente ofrecer estas instantáneas que revelan la lucidez de una mirada (y una voz) que no tiene fronteras.
Como lo hace en Dos viajes en automóvil -por Suecia (1980) y por los Países Bajos (1981)-, repletos de apuntaciones referidas a asuntos prácticos o aspectos cotidianos que revelan una intención reformista e ilustrada, como cuando, al observar que en la televisión sueca las películas se pasan en versión original subtitulada y “ese ejercicio cotidiano, tras un aprendizaje en la escuela o en la Universidad más o menos profundo, da óptimos resultados” en el conocimiento y dominio de los idiomas extranjeros, se le ocurre imaginar lo beneficioso que también nos resultaría a nosotros adoptar ese hábito, pese a hacerse cargo de que “tratar de inicar yo ahora una campaña contra el doblaje en la televisión española me granjearía unas antipatías generalizadas”, puesto que “contra nuestra pereza mental es arriesgado luchar”. Pero al menos sí le reclamará Delibes a TVE un mínimo de calidad de modo que nuestros programas sean exportables: “Programas que, en buena parte de los países, no serán traducidos y que, al tiempo que divisas, harán también lengua.



Hacer lengua, y no deshacerla (que es lo que se estila). Todo un programa.
En sus viajes siempre parece estar atento Delibes a una especie de altruismo divulgador. En las salas del museo de Dachau, ante “el intenso frío moral” de que está impregnado el ambiente, el escritor admite haber acudido allí


precisamente para sentir ese frío y tratar de hacérselo llegar a sus lectores. Uno está allí para ayudar a los esqueletos vivientes, para tratar de difundir sus resignados lamentos, casi inaudibles y que su sacrificio no sea inútil; en suma, uno está allí para una obligación muy concreta: ayudar a evitar que la historia se repita, procurar convencer al hombre de que el prójimo no ha sido puesto a su lado para transformarle un día en humo o en jabón.







Y es que incluso en espíritus nada partidarios de las nuevas maneras propias ya del incipiente turismo de masas (como lo es el de Miguel Delibes), hallamos una firme defensa del viaje por lo que éste tiene de enriquecimiento físico y material, ya que proporciona placer y reposo, rompe la monotonía cotidiana, ofrece emociones y sensaciones y “varía el curso de las ideas”, como escribía Bécquer. Es una valoración que no mengua pese al desarrollo que el fenómeno alcanza con el tiempo. Cien años más tarde, todavía Miguel Delibes afirmaba que “si aspiramos seriamente a un entendimiento, a una compresnión universal, tal meta no la conseguirán los prohombres en sus latosas conferencias internacionales, sino nosotros, los hombres sencillos, tras un recíproco conocimiento libre de prejuicios. Bienvenido sea, pues, el turismo y todo aquello que coopere a fomentarle, a orientar sus pasos de ciego”.


Y un último apunte:
En 1955, cuando Miguel Delibes salía a descubrir América, suscribía una actitud que convendrá recordar a los viajeros:


Las ideas previas, como ideas de segunda mano que son, reportan una oscura rémora para el viajero. Un viaje exige una mirada virgen, una conciencia sin deformar. […] Quien viaja con la presunción de estar de vuelta de todo es un observador frustrado; se precisan ojos de palurdo para sacarle a un viaje un rendimiento.



P.S. En homenaje a Delibes, estos días viajé con ojos de palurda.
Si puedo, os lo iré contando (I promise, I hope).

sábado, 3 de abril de 2010

UNIVERSIDAD

Larra publicó un inolvidable artículo titulado "El siglo en blanco" (no doy más datos para que lo busquéis y trabajéis un poquito) y, con permido de "El Hablador del siglo XXI", voy a secundar los pasos del Maestro publicando una entrada del Blog si no en blanco, sí sin ilustraciones (que sería lo correspondiente en la actual era a a quella audacia/protesta).

Marché ¿de vacaciones?, dejando a mi hijo Nico (la Universidad Pompeu Fabra, como tienen trimestres, lo habían liberado de... a diferencia de Adrián, que tenía los parciales después de ¿fiestas?) encargado de ilustrar una próxima entrada en el Blog, pero... a última hora (aconsejada, estimulada, animada, ayudada... ¡yo qué sé!) por un par de buenas colegas, decidí rellenar unos papeles (aplicativos) burocrático-docentes.
Debía presentarlos antes del martes 30 de marzo y yo me marché de aquí el viernes, así que... abusé de la paciencia de Nico.

Luego, yo ya animada y en plena faena (es difícil recordar), estuve a punto de desistir (tenía que incordiar a amigos para ocupar el ordenador: nuestra chabolita progresa y ya no está a la intemperie, pero...) cuando...

José-Carlos Mainer, que acaba de sacar el primer volumen de una vasta Historia de la Literatura, declaraba (Babelia, 27.03) que, de la universidad, se iba a jubilar porque "arrastro cansancio por el horario y la falta de flexibilidad intelectual". Después, tras una débil objeción de entrevistador, sólo capaz de argumentar con un "Bueno, ya...", Mainer se mostraba rotundo y decía:
"Y luego está Bolonia: es decorazonador. No comparto ese plan. Le garantizo que de Bolonia no va a salir Harvard alguna. Nos hemos equivocado de modelo; quizá aporte mejor gestión profesional, pero no conducirá a la excelencia académica, a la innovación arriesgada pero de relativa rentabilidad. Tampoco generará una internacionalización del conocimiento; sólo se hacen intercambios de alumnos, pero no de profesores y sus métodos. Será turismo académico".

(Ya lo es, desde hace unos años. Nada que ver el nivel que traían los primeros estudiantes erasmus, con los recientes).

Al lado, en el artículo "La tarea crítica", firmado por otro de esos catedráticos que la Universidad española se ha permitido el lujo de perder (en este caso a deshoras, y por lo que todos sabemos), Luis García Montero apostillaba:

"José-Carlos Mainer ha sido desde hace años un maestro para mí. Su sabiduría y su voluntad de hacer Estado lo convierten en uno de los pensadores imprescindibles de nuestra literatura. Y más ahora, cuando el tiempo de los maestros universitarios se ve desplazado por el funcionariado tecnológico y una burocracia empresarial que cambia las santas horas de estudio por la búsqueda en los boletines oficiales de convocatorias y proyectos domados".

¿Así sea?
Habrá que volver, some time...